El gran Rufus pasó por Tenerife, y hasta se sentó al piano, se colgó la guitarra (no al mismo tiempo) y cantó más de una hora y media de buenas canciones. Se supone que no lo hizo por su especial amor hacia el pueblo santacrucero, ya que reconoció que no tenía la menor idea de dónde quedaban las Islas Canarias, sino porque anda con afán recaudatorio por los escenarios del mundo, con tal de juntar los billetes que le permitan dejar de facturar durante un par de años, que dedicará a la composición de obras operísticas.
El Auditorio diseñado por Calatrava estaba más lleno de lo que me imaginaba, algo que sólo puedo entender por la fidelidad del público gay o de la numerosa colonia anglosajona de la isla o, más bien, porque se regalaron entradas sin tino.
El registro de lo que pasó la noche de aquel 30 de septiembre tiene una calidad por momentos tan dudosa -los de la fila de adelante no paraban de hablar-, que creo que las discográficas más que perseguir este post por el pirateo del concierto, agradecerán que fuerce a muchos a correr a comprar los CDs originales con tal de escuchar las mismas canciones, pero medianamente aceptables.
Sin embargo, creo que vale la pena revivir en estos ocho archivos el corazón que puso Rufus en cada canción, los chistes en sus palabras entre cada canción y los tres bises que entregó al final.
Todos los archivos están alojados en esta dirección, para su descarga directa:
http://www.box.net/shared/3qra3d4vsj
19.11.08
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